Estaba haciendo fotos por Praga y me la encontré protegiendo la entrada de una casa.
Me puse debajo de ella y sentí su fuerza, su abrazo extenso, protector y misterioso.
Pensé en la persona que había diseñado a este ser, con un motivo y una determinada simbología.
Una esta estatua viva, penetrante y llena de fuerza.
¿Quién puede decir que como las gárgolas, cuando llega la noche, no vuelve a la vida para proteger la cuidad mientras todos dormimos?